21/7/13

Radiación estelar y distancia de órbita, necesarios para estudiar la habitabilidad

La misión Kepler de la NASA está ayudando a los científicos en la búsqueda de nuevos mundos con posibilidad de albergar formas de vida. Según han indicado los expertos, se trata de hallar planetas lo más parecidos posible a la Tierra: con su tamaño, algunos elementos químicos similares y que orbite a una distancia adecuada de su estrella, es decir, en la zona conocida como 'habitable'.

Hasta ahora solo unos pocos cumplen algunas de estas características, pero no todas a la vez, de ahí que la búsqueda de un gemelo de la Tierra "siga en curso", según ha apuntado la NASA. Para ello, la misión Kepler ha iniciado una nueva etapa en la que, no solo busca planetas similares en apariencia a la Tierra, sino que se centra en estudiar las zonas habitables de las estrellas, allí donde las temperaturas son "ideales" para la existencia de agua líquida, el ingrediente esencial para que exista la vida tal y como se conoce.

La NASA ha explicado que un planeta situado en esta zona no sería necesariamente el hogar de grandes criaturas, pero tendría la posibilidad de albergar algún tipo de vida, incluidos los microbios.

En un nuevo estudio, los investigadores con sede en el Instituto de Ciencia de Exoplanetas de la NASA han analizado la ubicación de un planeta llamado Kepler-69c y su zona habitable. El análisis muestra que este planeta, que es 1,7 veces el tamaño de la Tierra, se encuentra a las afueras del borde interior de la zona, lo que hace que sea más un Súper-Venus de un Súper-Tierra.

El autor de la investigación, publicada en 'The Astrophysical Journal', Stephen Kane, ha explicado que, para determinar la ubicación de la zona habitable de una estrella, primero hay que conocer la cantidad de radiación total que esta emite. Las estrellas más masivas que el Sol es más caliente y emiten mayor radiación, por lo que sus zonas habitables están más lejos. Del mismo modo, las estrellas que son más pequeñas y más frías las acercan más.

Por ejemplo, el planeta Kepler-62f, descubierto por Kepler en órbita en el medio de una zona habitable alrededor de una estrella fría, orbita más cerca de su estrella que la Tierra. El planeta tarda sólo 267 días en completar una órbita, en comparación con los 365 días de la Tierra.

TAMBIÉN DEPENDE DE LA QUÍMICA

Conocer con precisión la distancia a una zona habitable de una estrella depende también de la química. Las moléculas de la atmósfera de un planeta absorben una cierta cantidad de energía de luz de las estrellas e irradian el resto de vuelta, de ahí que sea un dato importante para la posibilidad de vida.

En este sentido, los investigadores han utilizado este tipo de información química para desplazar la zona habitable de Kepler-69c más lejos de los que se pensaba. "La comprensión de las propiedades de la estrella es fundamental para determinar las propiedades planetarias y calcular la extensión de la zona habitable en ese sistema", ha apuntado Kane.

Pero este no es el único aspecto a estudiar. Antes de comprobar que la zona en la que está situado el mundo es habitable ya se ha realizado una preselección, que incluye el estudio de la superficie del planeta. Si son habituales las erupciones y fuegos, por ejemplo, se descarta la posibilidad de vida, aunque el planeta esté a buena distancia de su estrella.

"Hay un montón de preguntas sin respuesta acerca de habitabilidad", han concluido los investigadores, que han señalado que aún queda mucho trabajo por hacer de cara a encontrar vida en el Universo.



Fuente


Web http://grupogabie.blogspot.com/


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