22/6/15

El enigma de la galaxia solitaria

A la materia no le gusta la soledad. Desde el principio de los tiempos, la materia que forma el Universo se ha ido uniendo en conjuntos cada vez más complejos. Así, y a partir de la ardiente «sopa» inicial tras el Big Bang, las partículas subatómicas se fueron uniendo para formar los primeros átomos, que a su vez se unieron también para formar las nubes de gas a partir de las que se formaron las primeras generaciones de estrellas.

Las estrellas también se agrupan por miles de millones para formar galaxias, auténticas islas espaciales que, también ellas, se unen en grupos, cúmulos y supercúmulos de miles y miles de miembros. A mayor escala, podemos ver cómo todos esos cúmulos también se distribuyen de forma ordenada, formando gigantescos filamentos de materia luminosa que, como hilos brillantes de una telaraña colosal, bordean vacíos inmensos en los que, prácticamente, no hay nada.

Por eso, cuando los astrónomos se toparon con NGC 6503 no podían creer en lo que estaban viendo. Una galaxia solitaria, lejos de cualquier compañía, y situada, además, justo en el borde de uno de esos abismos oscuros: el Vacío Local.

Descubierto en 1987, el Vacío Local se llama así porque está justo al lado del Grupo Local de galaxias al que pertenece nuestra Vía Láctea. Está compuesto por tres sectores, separados por brillantes hilos de materia y su extensión, aunque no se conoce con precisión, es de unos 150 x 230 millones de años luz. En su interior no luce niguna galaxia

NGC 6503 está solo a 18 millones de años luz de nosotros, hacia la constelación del Dragón, lo que convierte a esta galaxia en uno de los vecinos más próximos de nuestro grupo. Su diámetro es de unos 30.000 años luz, un tercio del que tiene la nuestra. Y su extraña localización, apartada del resto, le ha valido el apelativo de «la galaxia perdida».

Desde hace años, esta galaxia solitaria es objeto de atentas observaciones y sujeto de investigación. De hecho, se encuentra justo en el borde de este vacío gigantesco. Su protuberancia central, casi inexistente, está rodeada de un masivo halo de gas. La zona central de NGC 6503 es un buen ejemplo de lo que los investigadores llaman «región de emisión nuclear de baja ionización» (LINER), menos brillante que sus vecinas.

Ahora, el telescopio Espacial Hubble ha obtenido una nueva imagen de esta galaxia solitaria, la de mayor resolución hasta ahora. Las manchas rojas de gas pueden verse en sus brazos espirales, mezcladas con regiones de un azul brillante y que revelan la presencia de nuevas estrellas recién formadas.

Se desconoce aún cómo NGC 6503 pudo llegar a ocupar su posición actual en el espacio. Quizá las fuerzas gravitatorias combinadas del resto de su grupo, en el cual nos encontramos, hayan contribuido a «empujarla» hasta allí. Los astrónomos, sin embargo, no renuncian a comprender las razones de tan extraño aislamiento. Y pronto, quizá, podrán darnos una respuesta.


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